La Sierra de Albarracín, comarca agreste de hierro y forja, en la que encumbran pueblos de singular organización urbana, una arquitectura original y pintoresca, que encierra en un marco incomparable de calles pinas y angostas, bellas y sobrecogedoras creaciones realizadas a base de fogón y yunque. La rejería de esta comarca fue elaborando, con el paso de los siglos, un estilo propio y bien definido, marcado por la solidez de los marcos, la complicada trabazón de líneas y retículas y los motivos ornamentales inspirados en la propia naturaleza, que envuelven este lugar de cierto misticismo.
Entre siluetas de casas y tejados recortados las calles se van dejando recorrer para mostrarnos rejas, aldabas, cerrojos, “garavises”, cantos, morillos, almenaras, … en un sin fin de imágenes que seguro permanecerán en nuestro recuerdo.
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